“Todas las cosas separadas son expresiones de una misma cosa” (La nueva Gnosis)
“La realidad no se puede encontrar, excepto en una sola fuente, debido a la interconexión de todas las cosas entre sí” (Leibniz)
La Gnosis
El término “Gnosis” ha tenido diferentes interpretaciones en diferentes contextos filosófico-religiosos a lo largo de la historia. Las más importantes son las siguientes:
Gnosis como conocimiento trascendental
Gnosis −del griego, “conocimiento”− en su sentido general es el conocimiento supremo, el conocimiento de la esencia de la realidad, de la realidad trascendente, última y absoluta. El Gnosticismo es la doctrina que afirma que la Gnosis es un estado posible, alcanzable por el ser humano. Los Gnósticos son los seguidores del Gnosticismo. Los agnósticos son los que sostienen que es imposible alcanzar tal estado trascendente. Para los Gnósticos, la agnosis es pura ignorancia.
Es el conocimiento supremo, la forma suprema del conocimiento. Es un conocimiento trascendente, que puede considerarse o traducirse como intuición de la totalidad. Es el polo opuesto o complementario de lo racional.
Es la verdad absoluta, que se identifica con la unidad fundamental de todas las cosas. Todas las cosas son expresiones de algo interno, profundo o esencial que se manifiesta externamente. Desde el estado Gnóstico, la diferencia se percibe como manifestación de la unidad subyacente. Para comprender todo es necesario hacer referencia a una Fuente, Unidad u Orden Universal de la que emanan todas las cosas.
Es el conocimiento de la simplicidad oculta tras la complejidad. En lo profundo, en lo esencial, se encuentra la simplicidad suprema. En lo superficial, aparece la complejidad, pero ésta es solo aparente.
Es un estado de conciencia de tipo simbólico, universal y mítico.
Gnosis como autoconocimiento
En un sentido menos general, la Gnosis hace referencia a una antigua corriente cristiana inspirada en la mística griega y oriental −en los primeros siglos de nuestra era, en el Mediterraneo oriental− que sostenía:
La verdad trascendente y absoluta reside en lo profundo de cada ser humano en el Yo interno, en el Ser, imagen de Dios.
Es posible acceder a esta verdad absoluta para lograr la experiencia de la plenitud del ser, de lo divino en lo humano.
La salvación se puede alcanzar por el conocimiento, más que por medio de la fe.
La Gnosis es una “ciencia de Dios”, una teosofía, un conocimiento iluminador.
La materia es algo negativo, contrario u opuesto al mundo espiritual. (Los Gnósticos cristianos eran dualistas.)
Hay una jerarquía de seres: desde Dios (pura bondad) hasta la materia (la mayor maldad).
El verdadero conocimiento reside en descubrir nuestra esencia interior, hacer un viaje de autoconocimiento.
El conocimiento de uno mismo es el conocimiento de Dios.
Es inexpresable, pues es una experiencia interior profunda. Una forma de aproximarnos a ella es mediante los símbolos, que actúan como mediadores entre el consciente y el inconsciente.
Es el conocimiento de nuestra verdadera naturaleza. A través de él accedemos también al conocimiento externo. El Ser (el yo trascendente) se autoconoce mediante la Gnosis. Solo el Ser puede conocerse a sí mismo. La auténtica Gnosis se logra en el Centro, en el Ser, desde donde todo se contempla como una unidad, donde no hay separación.
Es la experiencia interna de la totalidad. Es un estado de conciencia unificado, desde el que se percibe la unidad y la esencia de todo lo existente. Desde este estado todo queda iluminado por el significado supremo, donde todo tiene sentido.
Los Gnósticos cristianos fueron declarados heréticos y perseguidos. La última persecución importante concluyó con la muerte en la hoguera de más de 200 Gnósticos en 1244 en el castillo de Montsegur (sur de Francia).
La fuente más importante sobre el cristianismo gnóstico son los Evangelios Gnósticos de Nag Hammadi. A finales de 1945, cerca de la aldea de Nag Hammadi (Alto Egipto), unos campesinos encontraron accidentalmente en una cueva una vasija con unos papiros antiguos −datados 350 D.C., escritos en lenguaje copto (una antigua lengua egipcia de caracteres griegos)− muchos de los cuales resultaron ser Evangelios desconocidos hasta entonces, todos ellos con un fuerte contenido Gnóstico. Los más importantes son el Evangelio de Felipe, el Evangelio de la Verdad, el Evangelio de los Egipcios, el Evangelio de María, el Evangelio de Tomás y la Sofía de Jesucristo (también llamado “la sabiduría de Jesucristo). En 1977 se pudo acceder a la traducción al inglés de los textos, lo que contribuyó a su difusión general.
Los escritos de Nag Hammadi desafían al cristianismo oficial en las ideas de pecado, la vida después de la muerte y la relación de la humanidad con Dios.
Los rollos del Mar Muerto se descubrieron dos años después y contienen textos relativos a la rama judía del cristianismo primitivo.
La Gnosis como autococimiento se puede retrotraer al menos hasta el Oráculo de Delfos, en cuyo templo aparecía la inscripción “Gnothi Seauton” (conócete a ti mismo), lema seguido por numerosas escuelas filosóficas para indicar que la meta suprema reside en el interior de uno mismo.
Según el Hermetismo, “Como es arriba, es abajo” (El Kybalion). Por lo tanto, nuestra mente refleja el mundo superior, el espiritual.
Sócrates decía que toda persona posee el pleno conocimiento de la verdad, que está esculpida en su alma, y que podía acceder a ella mediante la reflexión consciente.
En el gnóstico “Libro de Tomás el Contendiente”, Jesús dice; “Quienquiera que no se haya conocido a sí mismo no ha conocido nada, pero aquel que se ha conocido a sí mismo, al mismo tiempo ya ha adquirido conocimiento de las profundidades de todas las cosas”.
En el gnóstico “Evangelio de Tomás”, Jesús dice:
“Que aquel que busca siga buscando hasta que encuentre. Cuando encuentre, se turbará. Cuando se turbe, quedará asombrado y gobernará sobre todas las cosas”.
“Si sacas lo que está dentro de ti, lo que saques te salvará. Si no sacas lo que está dentro de ti, lo que no saques te destruirá”.
“El reino está dentro de vosotros y está fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y os daréis cuenta de que sois los hijos del Padre que vive. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, entonces moráis en la pobreza y vosotros sois esa pobreza”.
Gnosis como amor divino
La Gnosis en su sentido cristiano más profundo es un conocimiento carismático basado en el amor de Dios. Es la Gnosis del corazón, que da acceso a la verdadera naturaleza de las cosas y que libera a los seres humanos, pues en lo profundo reside la libertad.
Para Platón, el camino a la verdad no es solo un camino de conocimiento; es un camino de amor. En “El Banquete” (o “El Simposio”) dice que el amor es la comunicación de Dios con el hombre, con el que se alcanza la sabiduría espiritual. Todo otro conocimiento es vulgar.
Einstein, en una carta a su hija Lieserl −disponible en Internet− le revela que la mayor fuerza del universo es el amor: “Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR”.
Gnosis como unión de opuestos
La Gnosis es un estado de no-dualidad. No hay distinción entre lo subjetivo y lo objetivo, entre lo interior y lo exterior. Aunque el antiguo Gnosticismo cristiano era de tipo dualista (materia frente a espíritu, cuerpo frente a alma), la verdadera Gnosis no es dualista e implica la unidad esencial de todas las cosas, sin divisiones ni fronteras.
Jung, con su principio “Coniuncio Oppositorum” (conjunción de los opuestos) decía que la unión de polaridades opuestas siempre produce el elixir del significado último.
Jesucristo en “El Evangelio de Tomás” dice: “Cuando hagáis del dos uno y cuando hagáis lo de dentro igual a lo de fuera y lo de fuera igual a lo de dentro, y lo de arriba igual a lo de abajo y cuando hagáis al varón y la hembra uno y el mismo … entonces entrareis [en el Reino]”.
En el tema dualidad/no-dualidad hay dos arquetipos Gnósticos fundamentales: Abraxas y Plenum.
“Abraxas” es el dios de la religión Gnóstica, un dios que encarnaba o representaba a todos los opuestos: el bien y el mal, la verdad y la falsedad, la luz y la oscuridad, etc. Se representaba con cabeza de gallo y piernas de serpiente. La palabra “Abraxas” se grababa en piedras −llamadas “piedras Abraxas”− y que las sectas gnósticas utilizaban como talismanes o amuletos. Estas sectas creían que la Tierra había sido creada por Abraxas. El símbolo de Abraxas es un círculo atravesado por un segmento de recta en diagonal (∅), quizás para representar la unión de dualidades, algo que recuerda al símbolo del yin-yang Taoista.
Representación del dios Abraxas
Jung, en su obra “Siete Sermones a las Muertos” (1916), dice que Abraxas es un dios superior al dios cristiano y que integra a todos los opuestos en un solo ser, un dios que es difícil conocer y cuyo poder es supremo.
Según Hermann Hesse, en su novela “Demian” (1919), Abraxas es un dios que une simbólicamente lo bueno y lo malo, lo divino y lo diabólico, la vida y la muerte. En esta novela, Hesse escribe: “El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. El que quiera nacer tiene que romper el mundo. El pájaro vuela hacia dios, el dios se llama Abraxas”.
El Pleroma (o Plenum) es un concepto común a muchas doctrinas Gnósticas. Es el Cielo Gnóstico, la unidad inicial o primordial de la que emanan todas las demás existencias en forma de pares de opuestos, siendo Abraxas su máxima expresión. Dios y el Diablo son las primeras manifestaciones del Pleroma. Todo lo que no diferenciamos cae dentro del Pleroma. El Pleroma es la experiencia de la plenitud del ser, que es lo absoluto e indescriptible. Es análogo al Tao, la sustancia indiferenciada de donde surge la polaridad yin-yang.
Diagrama del Pleroma
La palabra “Pleroma” significa “plenitud” y se refiere al Poder Creador o a la totalidad de los poderes divinos. Tiene diferentes significados, según el contexto. Jung utilizó este término en su obra “Siete Sermones a los Muertos” con el significado de “nada y todo”. Según Jung, es infructuoso pensar en el Pleroma porque lo eterno y lo infinito no poseen cualidades.
Gnosis como filosofía perenne. La Gnosis filosófica
Según la filosofía perenne, existe una ciencia sagrada y universal, un conjunto principios, verdades y valores universales subyacentes que forman la base común de todas las religiones de todos los pueblos y culturas. Esta ciencia posee las claves para que la humanidad despierte de su letargo y alcance la iluminación. Ha recibido diferentes nombres a lo largo de la historia, entre ellas la de Gnosis.
La Gnosis es una doctrina-síntesis cuyo origen es tan antiguo como el mundo. Es más antiguo que el cristianismo. Se ha manifiestado en diferentes doctrinas y escuelas como el Vedanta hindú, el Taoismo, el Budismo Mahayana, el Logos griego, el Neoplatonismo de Plotino, el Hermetismo, el Sufismo, la Cábala, la Alquimia, la Teosofía, la Masonería, la Ciencia Cristiana, etc. Todas estas escuelas han bebido de la misma fuente.
Según la filosofía perenne:
El mundo físico no es la única realidad.
El mundo material es la “sombra” de una realidad superior no accesible a los sentidos, pero sí accesible por el espíritu y la intuición humanas.
Dios es el principio absoluto desde el cual surge (y retornará) toda existencia.
El ser humano tiene dos caras: el cuerpo material (sujeto a las leyes físicas) y el espíritu o alma.
Todos los seres humanos poseen la capacidad de acceder a la verdad última o absoluta. Las religiones tratan de restablecer la conexión entre los seres humanos y la realidad superior (Dios).
Leibniz usó este término para designar a la filosofía común y eterna que subyace en todas las religiones y en todas las corrientes místicas. Aldous Huxley, con su obra “La Filosofía Perenne” (1945), contribuyó a popularizar este término.
La Gnosis como psicología profunda
El Gnosticismo se puede considerar que está a medio camino entre la religión y la psicología profunda.
Jung se interesó por los textos gnósticos de Nag Hammadi porque percibió las implicaciones psicológicas profundas de las intuiciones Gnósticas. Jung decía que los gnósticos fueron los precursores o los descubridores virtuales de la psicología profunda.
Jung transformó la psicoterapia, desde una práctica de tratamientos patológicos a un medio de reconexión con nuestro ser profundo. Para Jung, el contenido inconsciente del ser humano posee aspectos de tipo espiritual.
Jung no construyó un nuevo sistema Gnóstico. Jung convirtió la mitología gnóstica en su imagen prototípica de su proceso de individuación: la unión del “yo” superficial con el “yo” profundo. Así que la Gnosis o la individuación es el objetivo final.
Jung, en “Siete Sermones a los Muertos” rescató el antiguo conocimiento gnóstico cuando dijo que el exterior ego humano debe tomar conciencia de su Ser interior. Vio en el Gnosticismo la lucha universal del hombre para recobrar la plenitud.
Para Jung, la alquimia era un puente entre el pasado del Gnosticismo y el futuro representado por la psicología profunda moderna.
La Gnosis científica
La Gnosis científica tiene su origen en la llamada “Gnosis de Princeton” −también denominada “nueva Gnosis” o “neoGnosis”−, un movimiento nacido en los años 1960s en Estados Unidos, principalmente en Princeton (Nueva Jersey) y Pasadena (California), que pretendía unificar ciencia y espiritualidad. Se trataba de buscar el orden universal, la fuente de todo lo que existe, pero aplicando el método científico y el lenguaje de la ciencia. La nueva Gnosis buscaba una ciencia universal, un paradigma absoluto, una nueva conciencia holística, la unidad universal, en donde todo se contemplase como interrelacionado y conectado, una visión del mundo que fuera clarificadora e iluminadora. Este estado de conciencia buscado es suprarracional, de tipo intuitivo o claramente espiritual.
La antigua Gnosis cristiana buscaba la iluminación interna individual, el autoconocimiento, vinculado a la religión. La nueva Gnosis no es una nueva religión, es la búsqueda científica del fundamento universal de todo, de una ciencia superior y trascendente, una nueva ciencia para ser compartida por todos.
La antigua Gnosis, buscaba la revelación total e instantánea. En cambio, la Gnosis científica es gradual, intentando avanzar paso a paso hacia su objetivo final, que es el conocimiento de la realidad profunda, trascendental y suprasensible.
Los postulados de la nueva Gnosis son:
Al ser una Gnosis científica, intenta desprenderse de los mitos o reducirlos al mínimo indispensable.
Es una visión del mundo, un conocimiento iluminador, una iniciación al misterio de la existencia. “Los sabios a la búsqueda de una religión” [Ruyer, 1985].
La naturaleza profunda o esencia última de la realidad es algo que puede denominarse como Fuente Primigenia, Centro de Energía, Espíritu, Logos, Conciencia Primordial, Mente Absoluta, etc., que se despliega jerárquicamente en diferentes niveles de manifestación. En el último nivel, el más superficial, se manifiesta como espacio, tiempo y materia, tal y como los conocemos. Todo lo que existe es una manifestación de esa Fuente y esta Fuente o Espíritu está presente en todas sus manifestaciones. En el Centro, en la Fuente, está lo inmanifiesto, lo indiferenciado, donde no hay espacio, ni tiempo ni materia. Para comprender todo es necesario referirse a la Fuente de todo, a la Unidad primigenia, al orden universal. Esa Fuente Primaria puede identificarse con el Pleroma de los antiguos Gnósticos.
Todo está conectado e interrelacionado, no directamente, sino a través del Centro, pues todo procede de la misma Fuente. Todo está en todo, es decir, el todo se refleja o reproduce en cada una de las partes, como en un holograma.
El universo es un solo ente que todo lo abarca. Es una unidad, un solo ser vivo y es consciente de sí mismo y tiene un alma. Este ser se manifiesta en jerarquías de conciencia. Todos los demás seres existentes dentro del universo son seres subordinados. El universo actúa y se ve a sí mismo como el sujeto supremo, siendo su propio dueño, señor y maestro.
Todo es conciencia manifestada en diferentes grados. Las moléculas y los átomos tienen conciencia y saben lo que hacen. Somos tan inteligentes como Dios, en el mismo sentido que cada una de nuestras células es tan inteligente como nosotros.
No hay dualidad, no hay oposición ni enfrentamiento entre lo espiritual y lo material ni entre lo subjetivo y lo objetivo.
La materia es una ilusión, un resultado de nuestras limitaciones perceptuales. La naturaleza es maya, un velo que debemos descorrer para acceder a lo Absoluto. Por ello hay que ir desde lo universal hacia lo específico. La ciencia materialista explora lo superficial. La nueva Gnosis avanza en dirección contraria, pues ve lo profundo en todo. En este sentido, la nueva Gnosis es un saber, un conocimiento profundo y, a la vez, es un método para alcanzar el saber.
El mundo está gobernado por el Espíritu y ha sido hecho directa o indirectamente por este mismo Espíritu. El Espíritu crea la materia, el otro polo. La materia es una manifestación del Espíritu.
El cuerpo humano es como el “revés” del alma. La auténtica realidad está en el alma. El cuerpo es ilusorio, una mera manifestación sensible. El anverso es lo subjetivo, el plano de la conciencia. El reverso es lo objetivo, lo material. Dios se concibe como el supremo “anverso” que da unidad al universo. El espacio, como reverso, se encuentra vinculado con el extremo profundo que es el hiperespacio.
Todo es conciencia. La conciencia no puede ser comprendida o explicada, dado su carácter de presencia absoluta.
La Gnosis busca la sencillez, la comprensión última, que no debe ser compleja.
Estamos en un universo semántico. Un término de la nueva Gnosis es “gravedad semántica”. La gravedad semántica es el movimiento descendente desde los conceptos universales hacia las manifestaciones superficiales o particulares de dichos conceptos. La gravedad semántica indica también el grado en que el significado es dependiente del contexto. Cuanto mayor es la dependencia del contexto, mayor es la gravedad semántica.
La filosofía de la nueva Gnosis es el polo opuesto al positivismo, que afirma que el único conocimiento válido procede de lo directamente observable y verificable experimentalmente. El positivismo es la apuesta radical por la ciencia superficial frente a la ciencia Gnóstica o profunda.
Los precursores principales de la nueva Gnosis fueron varios científicos que, a través de sus trabajos e investigaciones, encontraron verdades particulares y relativas, pero que se plantearon la búsqueda de algo más profundo y fundamental, la Verdad, lo Universal y lo Absoluto. Intuyeron que tras la materia y los fenómenos subyacía algo más profundo y fundamental. Que no es posible concebir el universo como una gran máquina hecha de materia. De hecho, la ciencia describe el mundo en el lenguaje de la matemática, pero las entidades matemáticas no tienen existencia material.
Newton, además de ser un gran científico, fue un buscador de algo superior, interesándose por la alquimia y la teología.
Según James Jeans, el universo parece más un gran pensamiento que una gran máquina.
El Principio de Universalidad de Leibniz afirma que todo lo particular deriva o es manifestación de lo universal. Todo se fundamenta en lo universal. El saber debe ser uno solo y capaz de aprehender las conexiones esenciales entre todas las cosas. Puesto que todas las cosas están interconectadas, la realidad debe emanar de una sola Fuente.
Pascal creía en el principio de la unidad universal del conocimiento, que incluía a la ciencia, la filosofía y la teología. Y que el conocimiento debería basarse en la conjunción de la razón con el corazón. Pascal tuvo una profunda experiencia religiosa en 1654, abandonando la matemática y la física para dedicarse a la filosofía y a la teología.
Para Eddington, la naturaleza de la realidad es espiritual, no material. No hay dualismo entre materia y espíritu.
Einstein veía en el universo una inteligibilidad misteriosa situada más allá de las apariencias externas.
David Bohm, con su teoría del orden implicado, afirma que hay un orden primario, fundamental o profundo de la realidad (el orden implicado), que es no manifiesto, no observable y donde todo está conectado. Del orden implicado surge el orden explicado, manifiesto, desplegado, superficial y observable. La fragmentariedad es una ilusión de la mente: el verdadero estado de las cosas es una totalidad indivisible.
La Gnosis como lenguaje madre o universal
Según el lingüista Benjamin Lee Whorf, existe un “lenguaje madre o universal” o “lengua cósmica” o “lengua primordial” que conecta todas las cosas, un lenguaje que abre un mundo nuevo que se encuentra a la espera de ser descubierto por la ciencia.
Dios (o la Gran Madre) es la misma lengua universal que subyace en todas las lenguas.
La lengua universal no es propiamente una lengua concreta. Es la lengua madre de todas las lenguas y el fundamento de todos los mitos.
Esta lengua universal está configurada como dimensiones e incluye a la matemática y a la música.
Es una lengua intemporal. Está situada dentro de un hiperespacio, en una dimensión superior. Este hiperespacio es más amplio que el mundo físico y está estructurado de forma serial y jerárquica (con estructuras que a su vez contienen otras estructuras). No es observable, pero sí participable.
Todos los significados provienen de esa lengua primordial. La luz Gnóstica es la conciencia de los significados.
La Lengua Madre (Dios) es consciente de sí misma. Las lenguas humanas no son conscientes, solo lo son en la conciencia de quienes las hablan.
El Universo, dentro de su fundamental unidad, es un lenguaje para ser hablado y no un texto para ser leído. “La palabra constituye la más alta creación del hombre, Pero sin duda, Dios sabe que un nivel tan alto como el de este fenómeno ha sido robado, de alguna manera, al Universo” [Whorf, 1999].
Whorf anticipó el concepto de fractal y combinó los conceptos de dimensión, lenguaje universal y el mundo hiperfísico (o hiperespacial) de las infinitas posibilidades que abre dicho lenguaje universal.
Whorf se interesó por la Teosofía, una doctrina que promueve una visión del mundo interconectado, así como la unidad y hermandad de toda la humanidad. Whorf participó en el desarrollo de Interlingua, una lengua auxiliar internacional.
La Gnosis como Sofía (sabiduría)
El mito de Sofía es uno de los mitos Gnósticos y se refiere a la sabiduría sagrada. Según la tradición Gnóstica, Sofía tiene diversas interpretaciones, entre ellas:
Una entidad femenina, análoga al alma humana.
Una diosa o uno de los aspectos femeninos de Dios.
Una emanación de la luz de Dios.
Una chispa divina que reside en todos nosotros.
La Madre del Universo.
Jung vinculó la figura de Sofía con el arquetipo más alto del ánima en la psicología profunda.
Según el mito Gnóstico, la formación del mundo material fue causado por Sofía. Por su deseo de conocer al Padre, salió del Pleroma (el Cielo Gnóstico) y su deseo dio nacimiento al dios que creó el mundo. Este dios es conocido como Demiurgo, el Dios creador del Antiguo Testamento. Es considerado un dios inferior, un dios diabólico. Es por culpa de este dios que el mundo es imperfecto y diabólico. La única esperanza para la humanidad es trascender espiritualmente el mundo y negar el cuerpo.
Sofía es una entidad paradójica. Es a la vez humana y divina. Es la causa del mal (del mundo material) y a la vez una mediadora para trascender este mundo.
En “Pistis Sophia” −un importante texto Gnóstico descubierto en 1773− se dice que Cristo es enviado por la Divinidad para traer a Sofía de vuelta al Pleroma (la plenitud). Aunque volvió al Pleroma, restos de su divinidad permanecen en el mundo material.
La caída y recuperación de Sofía están ligadas a muchos mitos e historias, entre ellas la caída de Adán y Eva y el nacimiento de Cristo.
La Gnosis como Pansofía (sabiduría total)
La Pansofía es la sabiduría total u omnisciencia. Es una doctrina pedagógica desarrollada por Comenio −en latín, Comenius−, un célebre teólogo, filósofo y pedagogo checo, considerado el “padre” de la pedagogía porque estableció sus principios fundamentales. Comenio fue un universalista:
En su obra “Método novísimo de idiomas” planteó el tema de la existencia de un lenguaje universal.
En su obra “Yanua” intentó crear un sistema del saber universal teórico y práctico.
En su obra “Didactica Magna” desarrolló la idea de una sabiduría universal basada en una serie de verdades o principios esenciales y sencillos, accesibles a todos los seres humanos. Estas verdades se combinaban y relacionaban formando un conjunto armónico.
Propugnaba una enseñanza universal: “enseñar todo a todos” para acelerar el progreso intelectual y espiritual de la sociedad. Según Comenio, el progreso se desarrolla en círculos concéntricos: desde los principios más elementales y universales hasta los más superficiales y particulares.
Pretendía organizar todo el conocimiento humano, y que este conocimiento se aplicase en la práctica a la política, la economía y el gobierno, para lograr una sociedad ideal basada en la igualdad de todos los seres humanos.
MENTAL y la Nueva Gnosis
MENTAL se puede considerar un lenguaje Gnóstico, pues comparte muchos de los principios de la Gnosis en general (prescindiendo de los aspectos religiosos o místicos) y de la Nueva Gnosis en particular:
La Gnosis va ligada a lo universal. En el caso de MENTAL, lo universal está representado por las primitivas semánticas universales.
Es una Gnosis que integra todos los conceptos opuestos primarios. Es como Abraxas.
En la nueva Gnosis no hay dualidad. En MENTAL, las diferentes dualidades se unen y armonizan en el lenguaje.
Es un conocimiento trascendental. MENTAL apunta a un mundo superior y universal, a una realidad trascendental de tipo abstracto, más allá del mundo físico.
Es una Gnosis filosófica porque es la unión y combinación de las categorías filosóficas, las categorías supremas de la realidad.
Es una Gnosis psicológica porque las primitivas semánticas universales son arquetipos primarios.
Es un conocimiento iluminador. En MENTAL se puede experimentar una especie de “iluminación matemática” al contemplar la unidad de todas las cosas a través del lenguaje que forman las primitivas.
Es una Gnosis científica. No obstante, la expresión “Gnosis científica” es paradójica, pues “Gnosis” implica lo profundo, y “ciencia” implica lo superficial. Para que ambos conceptos se encuentren, la Gnosis debe ser menos profunda y la ciencia debe ser menos superficial. Ambos se encuentran en los arquetipos primarios, que conectan el mundo interno y el externo.
También se puede considerar que la ciencia constituye ya una Gnosis porque busca de forma consciente el máximo conocimiento posible y, si fuera posible, el conocimiento supremo. De hecho, en física se busca una “Teoría de Todo”, una teoría unificadora que explique todos los fenómenos del universo.
Según la Gnosis científica, todo está conectado o interrelacionado a través de un Centro. Con MENTAL es imposible acceder al Centro, a la Fuente de todas las manifestaciones. Es accesible a nivel subjetivo o interno, pero no es accesible para la ciencia objetiva. El límite accesible para la ciencia objetiva son los arquetipos primarios.
Con MENTAL se aclara que el objetivo de la nueva Gnosis no puede ser accedido por la ciencia. No puede ser objetivada porque si lo fuera sería una contradicción: que un estado interno se pueda objetivar.
Ambos adoptan el principio de causalidad descendente: desde un Centro o Fuente a sus diferentes manifestaciones. Todo es conciencia, que se despliega desde lo universal a lo particular, desde lo profundo a lo superficial.
MENTAL es la sencillez y la significación supremas, que son principios de la nueva Gnosis.
Es autoconocimiento. La toma de conciencia de los arquetipos primarios conducen al conocimiento interno (autoconocimiento) y también al conocimiento externo.
Siguiendo a Sócrates, que afirmaba que toda persona posee ya el conocimiento de la verdad, podemos decir que MENTAL ya existe potencialmente en el interior de cada uno. Solo se necesita aprender la sintaxis, la forma.
En lo profundo está el poder. Con MENTAL se accede al mundo de las infinitas posibilidades. MENTAL es un lenguaje unificador, iluminador y clarificador que subyace en todo, en el mundo real y los mundos posibles.
MENTAL no es el lenguaje universal intuido por Whorf (que lo identificaba con Dios), pero es la máxima aproximación posible a nivel objetivo y subjetivo.
MENTAL se alinea con la filosofía de Comenio de crear un lenguaje universal, teórico y práctico, basado en principios sencillos, y accesible a todos.
MENTAL es un lenguaje creativo que favorece la autorrealización personal.
MENTAL es un lenguaje iniciático porque muestra o enseña la naturaleza arquetípica primaria de la realidad interna y externa.
La escala hacia la Gnosis
La Gnosis es el estado más alto de una escala, que va desde lo específico, superficial, analítico, racional, fragmentado y desconectado (características de la conciencia del hemisferio izquierdo del cerebro) hasta lo universal, profundo, sintético, intuitivo, unificado y conectado (id. del lado derecho del cerebro). Esta escala se puede reducir, en esencia, a los siguientes niveles:
Dato. Es la representación simbólica de algún hecho aislado del que se conoce el contexto. El dato no está asociado a ninguna entidad o fenómeno. El dato puede ser abstracto (por ejemplo, el número 123) o concreto (por ejemplo, 123 manzanas). Es sintaxis elemental y de tipo objetivo.
Información. Es un dato o conjunto de datos concretos asociados a un contexto, que pude ser una entidad o un fenómeno. Es semántica elemental y de tipo también objetivo. Por ejemplo, “Esta mesa es de color verde”.
Conocimiento. Es información o conjunto de informaciones aprehendidas intelectualmente. Implica un modelo de la realidad en la mente, una conciencia interna de algo externo. Es de tipo subjetivo que enlaza con lo objetivo.
Sabiduría. Es un conocimiento genérico, es decir, conocimiento de un conjunto de conocimientos interrelacionados. La significación es de nivel superior.
Gnosis. Es la máxima sabiduría, el conocimiento supremo y universal. Implica trascendencia, conciencia unificada y conexión total. La significación es máxima, suprema, pues desde esta perspectiva todo adquiere significado, en donde lo particular es reflejo o proyección de lo universal, una manifestación de lo profundo.
La información no sale de los datos. Es al revés: los datos salen de la información. Análogamente, la información sale del conocimiento. El conocimiento es conexión de informaciones. La sabiduría es conexión de conocimientos. La Gnosis es trascendencia, está más allá de la sabiduría. El estado gnóstico lo podemos considerar como el estado de máxima aproximación posible a la conciencia pura, el campo de todas las posibilidades, la fuente de donde surge toda la sabiduría y todo el conocimiento. Todas las cosas son manifestaciones de la conciencia pura.
MENTAL proporciona el soporte formal para los datos, la información y el conocimiento. Es también una sabiduría y una Gnosis.
Adenda
La autorrealización y las experiencias “cumbre”
La autorrealización es el conocimiento de nuestro verdadero ser, el despertar de las potencialidades creativas latentes del ser humano. La autorrealización ha sido tema estudiado de forma sistemática por Abraham Maslow, el creador de la psicología humanista.
Maslow hablaba también de experiencias “cumbre” o numinosas, experiencias que ha tenido el ser humano desde tiempos inmemoriales, un estado en el que las fronteras desaparecen a nivel personal, natural y universal: “Un estado de unidad con características místicas; una experiencia en la que el tiempo tiende a desvanecerse y el sentimiento que sobrecoge hace parecer que todas las necesidades se hallan colmadas” [Maslow, 1994].
Bibliografía
Antier, Jean-Jacques. Jung o la experiencia de lo sagrado. Kairós, 2011.
Faivre, Antoine. Access to Western Esoterism. Suny Press, 1994.
Hall, Manly P. Las enseñanzas secretas de todos los tiempos. Martínez Roca, 2011.
Hoeller, Stephan. Jung el Gnóstico y Los siete sermones a los muertos. Heptada Ediciones, Colección Psicología Transcendente, 1990.
Huxley, Aldous. La Filosofía Perenne. Edhasa, 2010. Disponible en Internet.
Jung, C. G. El Libro Rojo. Hilo de Ariadna, 2010.
Markschies, Christoph. La Gnosis. Herder, 2002.
Maslow, Abraham. Religions, Values, and Peak Experiences. Penguin Books, 1994. Disponible en Internet.
Nante, Bernardo. El Libro Rojo de Jung. Siruela, 2011.
Pagels, Elaine. Los evangelios gnósticos. Crítica, Biblioteca de Bolsillo, 2004.
Puech, Henri-Charles. En torno a la gnosis 1. Taurus, 1982.
Ribi, Alfred. The Search for Roots: C. G. Jung and the Tradition of Gnosis. Gnosis Archive Books, 2013.
Rijckenborgh, Jan van; Petri, Catharose de. La gnosis universal. Fundación Rosacruz, 1997.
Robinson, James M. (ed.). The Nag Hammadi Library. HarperCollins, 1990.
Ruyer, Raymond. La Gnosis de Princeton. Los sabios a la búsqueda de una religión. Eyras, 1985.
Schuon, Frithjof. Senderos de gnosis. José J. de Olañeta, Editor, 2002.
Tres iniciados. El Kybalion. Sirio, 2006.
Vidal, César. Los Evangelios Gnósticos. EDAF, 2008. Disponible en Internet.
VV.AA. La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos. Trotta.
Whorf, Benjamin Lee. Lenguaje, pensamiento y realidad. Círculo de Lectores, 1999.